martes, 8 de diciembre de 2015

Hijos de desaparecidos demandan participar en búsqueda de sus padres


Chihuahua, Chih. Las niñas, niños y adolescentes familiares de personas víctimas de desaparición forzada o involuntaria demandan involucrarse en la búsqueda y en la lucha por encontrar justicia para sus seres queridos.


En el encuentro regional Las desapariciones en el norte de México: intercambio de experiencias de familiares y organizaciones, realizado en la ciudad de Chihuahua en agosto pasado,  implementaron por primera vez una mesa para la niñez y adolescencia con 13 participantes entre 4 y 12 años, para visibilizar sus inquietudes, canalizar esfuerzos que los empoderen en la lucha e involucrarlos en la creación de la ley de personas desaparecidas.



“Esta carta es directa a César Duarte: Lo que yo no puedo entender es porqué usted no tiene los pantalones para venir a dar la cara de lo que usted es responsable, pero nosotros sí tenemos la cara y los pantalones, porque nosotros no tenemos miedo como usted, para venir a hacer huelga, para venir a decirle que nos devuelva a nuestros seres queridos, pero ni siquera hace el mínimo esfuerzo para que a usted lo único que le importa le interesa es el dinero y el poder, así que qué podemos esperar de usted, sí, porque usted lo que en verdad es, es un poco hombre”, escribió un adolescente al concluir el encuentro y leyó su participación frente a los participantes como producto del encuentro.



Justo el día que arrancó el encuentro con una manifestación frente a palacio de gobierno en la Cruz de Clavos o Cruz de la Impunidad, el 14 de agosto pasado, César Duarte ordenó cerrar las puertas del recinto y dentro realizaron el evento para implementar el Sistema Nacional Anticorrupción, ante la indignación de las familias de las personas desaparecidas de las seis entidades participantes.


En las marchas, reuniones con autoridades, denuncias o silencios en sus hogares, las niñas y los niños que vive esa situación, también callan y absorben el “secreto a voces”: sus familiares desaparecieron un día y nadie sabe dónde están.


“Generalmente se les oculta la información, pero ellos saben todo, se enteran por Face, por las noticias, pero en la casa no se dicen mutuamente lo que saben y es contraproducente porque no los niños no pueden llorar frente a su familia para que no se enteren que ellos ya saben lo que sucede, necesitan compartirlo con alguien significativo”, explica Andrea Cárdenas Domínguez, terapeuta que desde hace tres años brinda acompañamiento psicosocial a niñas, niños y adolescentes familiares de personas desaparecida en el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm) en Chihuahua y apoyó la mesa de la niñez y adolescencia en el encuentro.


La especialista explicó que el método que han utilizado y que ha dado resultados, es de acompañamiento, no de intervención.


“Trabajamos a partir de reacciones normales ante situaciones anormales, con una serie de reflexiones  que ayuden a comprender al niño su realidad. Ni ellos ni la familia son culpables de que su ser querido haya desaparecido. Viven una violencia estructural con el pretexto de que ‘en algo andaban’,  se les habla de sus derechos”, detalla Andrea Cárdenas.


En las terapias que estableció la psicóloga, se les dificultaba hablar a las niñas y niños. Colocaron una caja en medio de todos para que cada uno despositara en un papel, sus sentimientos e impresiones sobre la situación y de ahí sacaban los papeles para leerlos, en el anonimato.


“Luego se fueron soltando. Un niño preguntó porqué su papá estaba desaparecido y no lo estaban buscando y otro le respondió que su hermano también había desaparecido, pero ahí lo estaban buscando. Si se les oculta información, porque muchas veces les dicen que se fue de vacaciones o a trabajar lejos, les generan culpa porque ellos se preguntan qué hicieron mal, pero no se atreven a preguntarle a su familia”, advierte la especialista.


En los casos que acompaña el Cedehm, el proceso psicosocial está ligado con el proceso penal y para ellos es importante participar, por eso destacan “la importancia de conocer la verdad”.


Una vez que los niños se sienten incluidos en la búsqueda de sus seres queridos y de la justicia para estos, corresponden el apoyo. “Apoyamos en no privatizar la situación, lo personal es colectivo y político”, indica Cárdenas Domínguez.


Las niñas y los niños fueron contundentes. A través de cartas que se animaron a leer públicamente y de carteles, mostraron la impunidad que permiten las autoridades y el dolor de la separación  forzada de alguno de sus padres, abuelos, tíos o quien haya desaparecido.


En esa mesa trabajaron res niños y diez niñas. Uno de los adolescentes reclamó a César Duarte, quien estuvo ausente en el encuentro, a pesar de que fue invitado para conocer las conclusiones y la propuesta en la que trabajaron.


Otra de las pequeñas dibujó un corazón roto con un hombre o mujer separando un pedazo de otro. Ella dijo que quien separa el corazón es una persona del gobierno.


Entre todos elaboraron un cartel para reflejar cómo era su vida antes de la desaparición de su ser o seres queridos, cómo fue durante la desaparición y cómo es en la actualidad. El resultado fue una persona feliz en la familia, posteriormente una persona demacrada con el corazón roto y por último, la misma persona con un curita en su corazón, acompañada de la frase: “Las personas desaparecidas traen más fuerza para seguir luchando”.


Con cada palabra e imagen que plasmaron, remueven la culpa que llevan cargando en sus pequeños cuerpos y que les provoca alteraciones del sueño, bajas calificaciones, angustia, depresión, entre otros síntomas.


“Esto les da oportunidad de reclamar sus derechos, ellos quieren acompañar, empoderarse. Con ello es más fácil remover la culpa, con los adultos es diferente”, refiere la terapeuta de niños y adolescentes.


Andrea Cárdenas señaló que hay circunstancias con las que deben luchar y trabajar ante esa violencia estructural que viven las víctimas colaterales de las desapariciones forzadas o involuntarias.


“En esta situación se requiere más sensibilidad por el estigma de ser familiar de una persona desaparecida, los niños y las niñas tienen derecho a llevar el apellido de su papá o de su mamá desaparecida; se requiere trabajar más con las autoridades educativas, con los maestros para que conozcan y tengan más conciencia de lo que viven los estudiantes, bajan calificaciones, faltan más. No es responsabilidad de los maestros pero el Estado no reconoce la situación y se requieren programas especiales para ellos”, propuso.


“La niñas, los niños ni los adolescentes tienen la culpa de la desaparición forzada, tampoco tiene nada que ver con quién salgan o con quién se junten con la situación que se vive, es una situación estructural que transforma sus vidas y que se tiene que atender”, advirtió Andrea Cárdenas.


Los niños y niñas que participaron en el encuentro, son hijos e hijas de mujeres jóvenes desaparecidas; sobrinos, hijos, nietos, de hombres que se llevaron fuerzas policacas frente a ellos, entre otros.


El Centro de Derechos Paso del Norte, que trabaja en Ciudad Juárez, atiende casos de juarenses desaparecidos no sólo en esa frontera, sino en municipios de la misma entidad como Jiménez y Cuauhtémoc, así como en el estado de Morelos y en Zacatecas.


Son cinco hombres desaparecidos. El caso más representativo es la desaparición de César Ávila, padre de uno de los adolescentes sobreviviente de la masacre ocurrida en la fiesta que celebraban en la colonia de Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, el 31 de enero de 2010, donde asesinaron a 15 hombres, la mayoría eran  estudiantes.



Con la ola de violencia que se desató a partir de aquella tragedia, la familia de César Ávila optó por huir de Ciudad Juárez y fue a vivir con familiares en Zacatecas.  Se llevaron su vehículo, con placas fronterizas. En el 2013, cuando César Ávila viajaba en su automóvil, lo detuvieron agentes policiacos por llevar placas de Chihuahua y desde aquel día, no saben de él, explica Patricia Galarza, coordinadora del área psicosocial de la asociación civil.


La familia tiene esperanza de que aparezca, porque las detenciones así funcionan en Zacatecas.


Durante el encuentro y como apoyo para realizar la propuesta de ley, los 200 asistentes participaron en mesas de trabajo con el equipo de  acompañamiento jurídico y psicosocial, a cargo de las organizaciones que llevan los casos.


Las mesas de reflexión fueron divididas en: madres de los desaparecidas, madres de desaparecidos, padres de desaparecidos y desaparecidas, hermanos de desaparecidos y desaparecidas y otros parentescos, así como la de las niñas, niños y adolescentes.
Esposas de desaparecidas. Acudieron 19 hombres y el resto fueron mujeres.


Además del tema jurídico, trabajaron con terapeutas del Cedehm, en lo que se puede hacer para autocuidarse y cuidar las relaciones significativas, cómo cuidar su salud y su propio cuerpo, cómo atender la salud emocional, entre otros aspectos de bienestar que ha mermado su calidad de vida.


“Por ejemplo, los hijos mayores, ante la desaparición de sus hermanos o padres, toman roles parentales para cuidar a sus otros hermanos, atender casa y  luego contienen a los grandes, mientras su mamá está en la búsqueda”, explica Rosinna Uranga, coordinadora del área psicosocial del Cedehm.


El encuentro regional se realizó en la ciudad de Chihuahua del 14 al 16 de agosto, participaron familiares de personas desaparecidas de Baja California, Sinaloa, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas y tuvo como propósito realizar una propuesta de ley de personas desaparecidas, para entregarla al final a las autoridades. Sólo asistieron tres funcionarios: Joaquín Torres, director de Atención a Víctimas de Desaparición de la Procuraduría General de la República; Miguel Severo, titular en la Unidad de Búsqueda y Emma Saldaña Lobera, titular del Instituto Chihuahuense de la Mujer.


Las organizaciones participantes son: Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm), Centro de Derechos Humanos "Paso del Norte", Justicia para Nuestras Hijas, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (Fundem), Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (Cosyddhac), Mexicanos en Exilio, Familias Unidas en la Búsqueda dePersonas Desaparecidas de Piedras Negras, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC), Unidos por los Desaparecidos de Baja California, Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), Centro Diocesano para los Derechos Humanos "Fray Juan de Larios", Centro de Derechos Humanos "Victoria Diez" y Centro de Derechos Humanos "Juan Gerardi".

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