Involucrar los sentidos, contar como se haría en la vida diaria, poner
atención a los detalles, recuperar las historias periodística y literaria, fueron algunos de los consejos que el periodista Luis
Guillermo Hernández, compartió con un numeroso grupo de periodistas de Ciudad
Juárez y Chihuahua, en el Taller de periodismo narrativo organizado por la Red
de periodistas de Juárez.
De inicio, Hernández dijo que uno de los primeros errores al intentar narrar es “precisamente el intentar narrar como no se habla en la vida cotidiana, y entonces se escucha falso, hay que contar historias como no las escribimos en los periódicos”.
Narrar es tacto, sabor, olor, involucrar todos los sentidos,
por eso “vamos a poder narrar cuando
entendamos que narrar es contar historias y no echarle florecitas al discurso,
por eso los cinco sentidos del periodista deben estar inmersos en la redacción”.
Para el especialista en Periodismo Literario por la
Universidad Autónoma de Barcelona, contar algo es “poner los cinco sentidos de
una manera llana como si se le contara a los cuates, no inhibirse, no adornarse,
encontrar la voz personal, la que nos aplasta, nos endurece, nos enriquece, y
es que los detalles cotidianos que nutren a una historia no vienen del
garigolesco, sino del lenguaje que transmite”.
Simplemente “el lenguaje narrativo que debemos utilizar viene
de nuestras raíces, en tanto que el diálogo, cómo reproducimos la voz de la
gente, no es poner comillas nada más, sino respetar su personalidad auditiva,
conservando la particularidad del lenguaje, sus pausas, sus inflexiones. Hay
que reproducir los diálogos en función de lo que aportan a la historia”.
Basado en su experiencia personal, el periodista y narrador
se dijo convencido de que la gente sí quiere leer las historias, el problema es
que el reportero no las sabe contar “el asunto es elegir un personaje para
narrar la historia y desde su punto de vista platicarle al lector, presentar
sus pensamientos, emociones y sensaciones, de forma tal que el lector se
involucre y lo sienta. Para ello, hay preguntas básicas que nunca hacemos y que
son necesarias a la hora de narrar, cómo qué se siente el miedo, o cualquier
otra cuestión, a qué huele, a qué sabe, cómo se escucha el ruido de un motor;
hay que presentar los hechos de forma tal que se sienta en medio de la escena”.
Respecto al taller, Hernández comentó en su página personal “este
fin de semana, con la casa llena de colegas convocados por la Red de
Periodistas de Juárez, más de 30 entusiastas, entrones, pero sobre todo
talentosos y talentosas compas de medios impresos, digitales, radio y
televisión de Chihuahua -mi grupo de trabajo más numeroso hasta ahora- pude
confirmar mis sospechas al escucharlos leer sus tareas”.
“Para volver a contar historias, después de años atrapados en
la nota piramidera y declarativa, los periodistas mexicanos debemos honrar
primero nuestra capacidad y talento reporteril que, aunque entumidos, están ahí
como nuestra principal fortaleza, nuestro activo más valioso; debemos luego
recuperar nuestras historias periodística y literaria, que tienen mucho por
decirnos y enseñarnos, y a partir de eso, reorientar nuestros objetivos
informativos.
“Entonces, empezar a liberar al periodista narrador que está
atrapado en esa prisión del "dijo, señaló, precisó, comentó, argumentó,
aseveró, puntualizó..." es una tarea menos titánica. Y es posible. ¿A poco
no suena más chingón (o menos oscuro) nuestro futuro laboral desde esa
perspectiva?”.
Compartió además siete puntos básicos:
1.- Definir el tema a trabajar: la inseguridad, la violencia, el narco, las drogas, el transporte, la vivienda, un tema general
2.- El tema nos lleva a la tarea: las drogas en los niños, las drogas en los adultos mayores, las drogas en la cárcel
3.- La idea lleva a la búsqueda: la investigación, el tip, la entrevista, la observación
4- Esa búsqueda nos llevará a la historia: el niño que se droga, el anciano que la vende
5.- Esa historia nos lleva a un momento clave de la investigación, el suceso extraordinario, o la nota: el momento en que apañan al vendedor, en que se rehabilita el drogadicto
6.- El momento nos lleva a la escena, que generalmente inicia el reportaje y es con lo que se quedará el lector
7.- En todo momento no hay que olvidarse de los orígenes como reporteros de nota piramidal, es la base que permite construir un nuevo lenguaje, no olvidarse de eso, pero desprenderse de eso.
Luis Guillermo Hernández es egresado de la Universidad
Autónoma Metropolitana, tiene estudios de Maestría en Comunicación por la Universidad
Nacional Autónoma de México y desde 1994 su trabajo ha sido difundido en
periódicos, revistas, radio, televisión y portales digitales de México y
Latinoamérica, en medios como Emeequis, El Universal, Reforma, Grupo Expansión
y Televisa, entre otros.
En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y en 2011 el
reconocimiento del Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez,
mientras que su trabajo ha sido incluido en las antologías Generación ¡Bang!
Los nuevos cronistas del narcotráfico en México y Entre las cenizas. Historias
de vida en tiempos de muerte.