Gabriel
Valencia Juárez
Guachochi,
Chih.- Como represalia por decir la verdad de que viven en “corrales
para marranos (trochiles)” familias indígenas en Puerto Siquirichi, ejido Santa
Anita, fue agredido verbalmente y suspendido todo apoyo a dirigente y médico
tradicional indígena Antonio Montoya Castro, por el subdirector de operaciones
de la Coordinadora Estatal de la Tarahumara, Alberto Amalio Espino.
Entre la represalias, fue la suspensión de un
proyecto de producción de alimentos para la telesecundaria de Nacachi,
autorizado con anterioridad por la CET, y “que nada tiene que ver con los
corrales para marranos”, manifestó Antonio Montoya Castro.
A pesar de las evidencias publicadas el 13 de
noviembre en El Heraldo de Chihuahua, Amalio Espino se expreso de forma
insolente, intolerante y mal trato contra el indígena denunciante. El
funcionario estatal escribió sobre la nota: “Mentiras”, y con ese pretexto,
suspendieron todo apoyo a la comunidad de Nacachi, enfatizó Montoya Castro.
Explicó el rarámuri que tres personasen entre ellas,
Alberto Amalio Espino, quien fue jefe de la Promotora Agraria de la SRA en
Guachochi por varios años, “un chabochi/mestizo racista, muy agresivo contra
los indígenas, dijeron que siempre no habrá apoyo al proyecto solicitado”.
“Fui encerrado, dijo Montoya Castro, en una oficina
y reprendido por atreverme a decirles la verdad de las condiciones de miseria,
pobreza y marginación en que viven los indígenas, mientras los ellos,
chabochis/mestizos viven bien. Es un defensor de los caciques, no de los
indígenas”, expresó el rarámuri.
El médico indígena, quien participa en la
organización “Tarahumaras Unidos contra la pobreza” manifestó que desde 1994,
hicieron solicitudes para vivienda en diversas comunidades serranas a las
dependencias gubernamentales, así como instrumentos de labranza como
troncos-arados con bestias para hacer producir la tierra.
Ente 2007 y 20013, confirma el dirigente tarahumara, mediante documentos sellados de recibido por las instituciones indigenistas, donde solicitó apoyos para construcción de casas, sembrar parcelas, instalación de invernaderos y producir alimentos orgánicos en las comunidades de Puerto Siquirichi, Nacachi y Garárachi del ejido Santa Anita, explicó Antonio Montoya.
El 14 de noviembre del presente año, la CET con sede
en Guachochi se comprometió, a instalar proyectos de producción de alimentos en
la Tele Secundaria de Nacachi, pero “tres personas dicen que siempre nada de
proyecto, entre ellos Alberto Amalio Espino quien fue muy agresivo contra mi
persona”, sentencio.
Viven
indígenas amontonados en corrales de cerdos o cuchitriles al aire libre: la denuncia
Santa
Anita, Guachochi, Chih.- Cuatro familias indígenas viven
amontonadas a la intemperie en corrales para cerdos o cuchitriles, ya que no
tienen casa adecuada para vivir dignamente. Desde hace varios años solicitaron
a instituciones indigenistas como la CET, CDI, a las autoridades pasadas del Municipio,
y a los comisariados ejidales, para mejorar las casas y ranchos, “y es fecha
que no nos han hecho caso”, expreso Antonio Montoya Castro, médico tradicional rarámuri
y ex comisariado ejidal de Santa Anita, cien por ciento indígenas.
A pesar de que las cuatro familias rarámuris jóvenes
que viven hacinados en los corrales para cerdos de un metro de altura y dos de
ancho, hechos de ladrillos grandes, cemento y sin techo, en noviembre del 2012,
coexisten entre el bosque, tierra y vegetación serrana de manera humilde,
pobres y marginados, donde tienen gallinas, polluelos, chivas y perros.
Son labriegos indígenas que utilizan instrumentos
rudimentarios de Labranza y subsistencia: el arado de madera rústico, el hacha,
el molinillo de hierro y el metate de piedra para moler el maíz-sonúko al aire
libre todos los días.
Duermen amontonados en el suelo por la noche, y de
día, unos de los corrales, es su cocina y comedor donde tienen un calentón como
estufa y calefacción con leña, explicó Montoya Castro. En el interior de un
“cuchitril” se escuchaba en un radio destartalado con pilas con antena de
alambre, la XETAR, La Voz de la Sierra Tarahumara, como se observó ayer por la
mañana.
Antonio Montoya, dirigente indígenas, médico
tradicional y conocedor de varias plantas medicinales de la región serrana,
manifestó que desde hace 17 años introdujo varias solicitudes a las
instituciones indígenas, desde que estaba el Instituto Nacional Indigenista-INI-,
luego a la CDI y las diversas autoridades municipales de los comisariados
ejidales, para construir una casa digna y ampliar el rancho con invernaderos, y
a la fecha no les han hecho caso, expuso, y agregó: “seguiremos insistiendo, ya
que no es justo que les den casa a los que ya tienen en Guachochi”.
En relación al corral de cerdos donde viven sus
familiares, hijas, yernos y nietos, informó que solicitó un proyecto de “granja porcina” a la SAGARPA, y lo aprobaron
en noviembre de 2012, mediante un granjero particular de Guachochi que vende
productos agro-insumos, mismo que construyó los corrales de cerdos para dar trabajo,
pero faltaron los animales, los alimentos, las parrillas y el cuarto de
maternidad para los “marranitos”. Fue el ingeniero Jesús Valencia de SAGARPA
quien superviso y dio por bueno el proyecto, abundó el médico indígena y
dirigente de Tarahumaras Unidos contra el Hambre y las Injusticias.
A su vez Marcela
Castro, esposa de Antonio Montoya expreso que “nuestra comida es sencilla:
fríjoles, con cebolla y chile, agua y manteca inca con tortillas de maíz y te
de poleo, según la temporada”, la cual nos compartió al aire libre. Es madre de
tres hijas que junto con sus parientes viven amontonados en los corrales o
“cuchitriles para marranos, nomás que nosotras somos de dos patas”, expreso sonriente
la teweke-mujer rarámuri en tono de protesta y viveza.
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