La tarde del pasado sábado 16 de
febrero, un grupo armado irrumpió en el campamento de la mina Día Bras
Exploration de México, ubicada en elmunicipio de Urique, en la parte baja de la
sierra Tarahumara.
Llegaron sin hacer ruido. Con el
rostro cubierto con pasa montañas y uniforme parecido al de la Policía Federal
–azul camuflado–, ingresaron por la cocina del campamento y de pronto vino el
tronadero.
Intrigados por el ruido de los
disparos, los trabajadores que a esa hora descansaban en las casas de lámina del
campamento, construidas por ellos mismos, intentaron asomarse para ver que
sucedía afuera.
Pero ni tiempo tuvieron para abrir la
puerta, cuando una voz enérgicales ordenó: ¡tírense al suelo!
Los sujetos armados preguntaron a los
trabajadores qué donde tenían las armas. Nadie dijo nada.
Entonces, uno de los uniformados
preguntó por el encargado.
Abraham Mendoza Vázquez, el
contratista del grupo, rompió el silencio y dijo: “Yo respondo por todos ellos”.
En medio de esa tensión, uno de los
agresores pidió la llave de una de las camionetas estacionadas afuera, la
de Abraham. Asustado por la situación, el minero no recordó que él las
traía las llaves en la bolsa de su pantalón.
Al revisar los bolsillos de los
trabajadores, le encontraron las llaves a Abraham. Lo tundieron a golpes.
“Sólo se escuchaba que decía que no
le hicieran nada, gritos, golpes. El resto del grupo seguía tirado en el piso.
Uno de los sobrevivientes, recuerda
que recuerda que los delincuentes empezaron luego a preguntarse qué hacían con
ellos.
“¿Qué?, ¿los matamos a todos?, ¿trajeron las sogas?”.
Una voz se impuso: “Vamos a
quemarlos”.
Pero el líder del grupo se
compadeció: “¡Espérate! Les vamos a perdonarla vida, pero para mañana no
queremos nada ni a nadie aquí”.
Bastaron unos diez minutos. Eran
muchos, no recuerdan cuántos, pero los golpearon, se llevaron celulares,
tabletas electrónicas, dinero, sólo les dejaron tres camionetas y la
amenaza de matarlos a todos la siguiente mañana, si no se iban del lugar.
Se fueron en camionetas. Del otro
campamento se llevaron a otros tres. De ellos no hay reporte de desaparición.
Los que se quedaron permanecieron en
el suelo varios minutos, no tenían noción del tiempo para calcular cuántos. Poco
a poco levantaron la cabeza,vieron que se habían ido, se arrastraron para
cerciorarse de que no había ya nadie.
Aquella noche del 16 de febrero
pasado, los trabajadores corrieron almonte. La mañana siguiente, viajaron hacia
la capital del estado, de donde es la mayoría, para salvar su vida y no regresar
más.
“Varios duramos como dos o tres días
sin dormir”, dice uno de ellos.
Abraham Mendoza tiene tres hijos, un
joven de 15, una mujer de 18 y una hija casada. No han sabido nada de él ni de
los otros jóvenes de la mina.
La advertencia
Un par de semanas antes de ese
incidente, dos guardias de la mina fueron victimados por un grupo armado. A uno
más también lo privaron de su libertad.
“Ese día –cuando levantaron al guardia-,
el grupo delictivo avisó que no subiera nadie a la mina, porque iban directo por
unos, parece que era parte de ellos mismos. Así es allá, ellos son la ley”, dice
otro de los trabajadores.
Además de los guardias asesinados, se
registraron unas siete muertes más de gente relacionada con la mina durante esos
días.
Una semana antes del allanamiento del
campamento minero, el sábado 9 de febrero, otros cinco mineros salieron al
pueblo de Tubares, localizado a unos minutos del campamento.
Salieron con los de la otra compañía
a divertirse, recuerdan sus compañeros, quienes aún no se explican por qué
desaparecieron.
Sólo saben que los levantaron cuando
compraban unas cervezas y que ibanacompañados de una mujer.
Salieron con losde la otra compañía a
divertirse, recuerdan sus compañeros, quienes aún no seexplican por qué
desaparecieron.
Sólo saben que loslevantaron cuando
compraban unas cervezas y que iban acompañados de una mujer.
Del campamento deAbraham Mendoza eran
Benjamín Reyes Palomares de 27 años, David FuentesGonzález de 37 y Mauro
Antonio Orduño Muela, de 51 y de la otra eran dos, sólosaben que les decían
“Turi” y “Chino”, de 22 y 29 años aproximadamente.
“Ese día salierona divertirse,
normal. No llegaron. Dijimos: ‘ahorita suben’, pero nada. Fue Abraham (Mendoza
Vázquez, el contratista desaparecido una semana después) a pregunta si no los
habían visto. Le dijeron que los habían levantado”, cuenta uno de los ex
trabajadores.
Y la amenaza fue para toda la compañía
del contratista. Desconocen los motivos por los que los querían fuera, pero se
fueron. Sacaron a todos los trabajadores para no ponerlos en riesgo.
El hermano de Abraham Mendoza, David,
les avisó que ya podían regresar, había condiciones porque estaba todo
tranquilo.
El 16 de febrero, llegaron en la mañana
diez trabajadores y más tarde se integraron unos 8, subieron a la mina, sacaron
herramientas, trabajaron normal. Eran entre las 6 y 7 de tarde, cuando llegó el
comando armado y se llevó a Abraham con los otros tres trabajadores.
Mauro es muy trabajador, así lo
califican sus amigos, es serio y un tanto enojón, muy responsable.Tiene
sobrinos a quienes apoyaba económicamente.
David y Benjamín son alegres, “son
puro cotorreo, muy trabajadores, pues es que a eso íbamos, atrabajar. Siempre
era pura risa con ellos”.
David tiene dos hijas, de 3 y 6 años
aproximadamente, es de la ciudad de Chihuahua, también Mauro, Benjamín y
Abraham.
Benjamín tiene dos hijos, de 2 y 4
años.
SÓLO HAY CUATRO REPORTES DE
DESAPARICIÓN
El equipaje de Benjamín y David, que
llevaron sus amigos a la oficina del contratista en la ciudad de Chihuahua. Los
familiares no la han querido recoger porque están convencidos de que ellos
llegarán por ellas. “Dijeron que están esperando que ellos vayan por las
maletas”.
Las familias de Abraham, Mauro, David
y Benjamín, pusieron el reporte de desaparición en la Fiscalía Zona Occidente,
pero hasta ahora no hay noticias.
Alexa Lara, portavoz de la Fiscalía
Zona Occidente, informó que el reporte de desaparición de quienes desaparecieron
en Tubares, indican que iban en un automóvil Cherolet color oscuro.
Aseguró que hanrealizado acciones
para encontrarlos, que implementaron un operativo enconjunto con ministeriales,
elementos de ejército y autoridades municipales. Les solicitaron además,
informes a las autoridades de los tres niveles.
Además, tienen las pruebas de ADN de
los familiares, para el cotejo genético y la Unidad de Atención a Víctimas, les
brinda apoyo a quienes los familiares que lo requieren.
Sin embargo, la fiscalía no emitió
pesquisas, fue hasta que los familiares y amigos buscaron difundir la situación,
cuando se conoce este caso.
UN PUEBLO VIGILADO…POR LOS CRIMINALES
“La gente siempre está vigilada, son
pueblos que siempre están observados. Desde que pasas Cree l(municipio de
Bocoyna), y más cuando pasas San Rafael (municipio de Urique), hay gente de
ellos por todos lados.
“Están metidos en la sierra o pasan en
carros por la carretera, son bien descarados, se ven con las armas largas. Es
evidente. Tienen unos radios muy buenos, se avisan todo, tienen muy buen equipo
de telecomunicación”, indican.
“Parece que el ejército se hace de la
vista gorda, pasaba por todos lados y es obvio la cantidad de gente armada que
hay, también en los pueblos, por todos lados andan, vigilan, hacen retenes. En
los cerros se ve la marihuana, sí queman alguna pero todo mundo trabaja en eso,
de eso vive la gente”.
Cuentan que los niños, indígenas y
mestizos, conviven con ellos, es un ambiente normal para ellos.
La mina se ubica entre dos pueblos:
Tubares y Piedras Verdes, ésta última tiene población indígena, de origen
rarámuri. “Los niños juegan a la bola o a la arihueta–juegos autóctonos- entre
los hombres que siempre están armados”.
“Está feo allá, todos los pueblos
están igual. Nosotros allá sí salíamos pero poco, generalmente íbamos a comer a
un río cerca”, dice otro trabajador.
Insiste: “Ellos son la ley. El modo de
vivir de los pueblos es la siembra de marihuana. Hay muchos asesinatos, cada
rato y no se reportan; hay muchísimos desaparecidos. Han quemado casas con gente
adentro”.
MINA, SIN SEGURIDAD
La minera Dia Bras trabaja con
contratistas, estos pagan las prestaciones y sueldos a los trabajadores, con
subcontrataciones.
Los empleados directos de la mina
viven en el campamento de la mina, que es como un hotel, los obreros ganan entre
18 y 25 mil pesos, mientras que los subcontratadosganan entre 12 mil 16 mil.
Por esas condiciones, los jóvenes de
la ciudad de Chihuahua y de otras partes del estado e incluso del país, optan
por arriesgar y trabajar en las minas.
Esa mina, la DiaBras, no tiene
vigilancia propia, sólo uno o dos guardias por turno.
DiaBras de Piedras Verdes, arrancó
operaciones en octubre del 2011, con una capacidad de extracción de mil
toneladas diarias.
La sede de la compañía está en Toronto, Canadá. El depósito de agua tiene una capacidadde mil 500 metros cúbicos, por o que garantiza el agua aún en sequía.
Además de Piedras Verdes, tienen otra
planta en el estado, ubicada en Malpaso, del municipio de Guerrero. Extraen
zinc y plomo.
La empresa seinstaló en Urique,
municipio golpeado en la minería por el crimen organizado. Colinda con el estado
de Sonora en su límite con Sinaloa.
El septiembre del año pasado, un grupo
armado atacó a las minas de las localidades El Sauzal y Cieneguita de los Trejo.
Del Sauzal, secuestraron a dos
proveedores y mantuvieron un retén afuera de la mina para no dejar operarla. Los
dos hombres aparecieron violentamente asesinados días después.
En la otra mina, entraron a la planta,
se llevaron a siete empleados. El resto de trabajadores fue trasladado a El
Fuerte, Sinaloa y a San Juanito, municipio de Bocoyna, para salvarlos.
La misma minera los sacó de la planta
en helicópteros propios, ante la falta de respuesta de las autoridades, quienes
se han empeñado en negar que hay altos índices de violencia en la
sierra, puesto que aseguran, implementaron un operativo conjunto que ha dado
resultados.
El 30 de mayo del año pasado, un
comando de alrededor de 20 hombres tomó otro pueblo, Ciénega de los Trejo,
durante cuatro días.
Los habitantes de esa región, ubicada
al fondo de la barranca, dijeron que hubo muertos y heridos. Desconocen
cuántas personas muertas hubo porque los cuerpos eran retirados por el
mismo grupo y los pobladores se resguardaron en sus hogares.
Los hombres
también vestían ropa tipo policía federal; iban con rostro cubierto y
permanecieron fuertemente armados e impidieron la entrada y salida del poblado.