jueves, 11 de abril de 2013

Urique: entre la violencia y el olvido




La tarde del pasado sábado 16 de febrero, un grupo armado irrumpió en el campamento de la mina Día Bras Exploration de México, ubicada en elmunicipio de Urique, en la parte baja de la sierra Tarahumara.

Llegaron sin hacer ruido. Con el rostro cubierto con pasa montañas y uniforme parecido al de la Policía Federal –azul camuflado–, ingresaron por la cocina del campamento y de pronto vino el tronadero.


Intrigados por el ruido de los disparos, los trabajadores que a esa hora descansaban en las casas de lámina del campamento, construidas por ellos mismos, intentaron asomarse para ver que sucedía afuera.

Pero ni tiempo tuvieron para abrir la puerta, cuando una voz enérgicales ordenó: ¡tírense al suelo!

Los sujetos armados preguntaron a los trabajadores qué donde tenían las armas. Nadie dijo nada.

Entonces, uno de los uniformados preguntó por el encargado.

Abraham Mendoza Vázquez, el contratista del grupo, rompió el silencio y dijo: “Yo respondo por todos ellos”.

En medio de esa tensión, uno de los agresores pidió la llave de una de  las camionetas estacionadas afuera, la de  Abraham. Asustado por la situación, el minero no recordó que él las traía las llaves en la bolsa de su pantalón.

Al revisar los bolsillos de los trabajadores, le encontraron las llaves a Abraham. Lo tundieron a golpes.
“Sólo se escuchaba que decía que no le hicieran nada, gritos, golpes. El resto del grupo seguía tirado en el piso.

Uno de los sobrevivientes, recuerda que recuerda que los delincuentes empezaron luego a preguntarse qué hacían con ellos.            “¿Qué?, ¿los matamos a todos?, ¿trajeron las sogas?”.


Una voz se impuso: “Vamos a quemarlos”.

Pero el líder del grupo se compadeció: “¡Espérate! Les vamos a perdonarla vida, pero para mañana no queremos nada ni a nadie aquí”.

Bastaron unos diez minutos. Eran muchos, no recuerdan cuántos, pero los golpearon, se llevaron celulares, tabletas electrónicas, dinero, sólo les dejaron tres camionetas y la amenaza de matarlos a todos la siguiente mañana, si no se iban del lugar.

Se fueron en camionetas. Del otro campamento se llevaron a otros tres. De ellos no hay reporte de desaparición.

Los que se quedaron permanecieron en el suelo varios minutos, no tenían noción del tiempo para calcular cuántos. Poco a poco levantaron la cabeza,vieron que se habían ido, se arrastraron para cerciorarse de que no había ya nadie.

Aquella noche del 16 de febrero pasado, los trabajadores corrieron almonte. La mañana siguiente, viajaron hacia la capital del estado, de donde es la mayoría, para salvar su vida y no regresar más.

“Varios duramos como dos o tres días sin dormir”, dice uno de ellos.

Abraham Mendoza tiene tres hijos, un joven de 15, una mujer de 18 y una hija casada. No han sabido nada de él ni de los otros jóvenes de la mina.

La advertencia

Un par de semanas antes de ese incidente, dos guardias de la mina fueron victimados por un grupo armado. A uno más también lo privaron de su libertad.

“Ese día –cuando levantaron al guardia-, el grupo delictivo avisó que no subiera nadie a la mina, porque iban directo por unos, parece que era parte de ellos mismos. Así es allá, ellos son la ley”, dice otro de los trabajadores.

Además de los guardias asesinados, se registraron unas siete muertes más de gente relacionada con la mina durante esos días.

Una semana antes del allanamiento del campamento minero, el sábado 9 de febrero, otros cinco mineros salieron al pueblo de Tubares, localizado a unos minutos del campamento.

Salieron con los de la otra compañía a divertirse, recuerdan sus compañeros, quienes aún no se explican por qué desaparecieron.

Sólo saben que los levantaron cuando compraban unas cervezas y que ibanacompañados de una mujer.
Salieron con losde la otra compañía a divertirse, recuerdan sus compañeros, quienes aún no seexplican por qué desaparecieron.

Sólo saben que loslevantaron cuando compraban unas cervezas y que iban acompañados de una mujer.

Del campamento deAbraham Mendoza eran Benjamín Reyes Palomares de 27 años, David FuentesGonzález de 37 y Mauro Antonio Orduño Muela, de 51 y de la otra eran dos, sólosaben que les decían “Turi” y “Chino”, de 22 y 29 años aproximadamente.

“Ese día salierona divertirse, normal. No llegaron. Dijimos: ‘ahorita suben’, pero nada. Fue Abraham (Mendoza Vázquez, el contratista desaparecido una semana después) a pregunta si no los habían visto. Le dijeron que los habían levantado”, cuenta uno de los ex trabajadores.

Y la amenaza fue para toda la compañía del contratista. Desconocen los motivos por los que los querían fuera, pero se fueron. Sacaron a todos los trabajadores para no ponerlos en riesgo.

El hermano de Abraham Mendoza, David, les avisó que ya podían regresar, había condiciones porque estaba todo tranquilo.

El 16 de febrero, llegaron en la mañana diez trabajadores y más tarde se integraron unos 8, subieron a la mina, sacaron herramientas, trabajaron normal. Eran entre las 6 y 7 de tarde, cuando llegó el comando armado y se llevó a Abraham con los otros tres trabajadores.

Mauro es muy trabajador, así lo califican sus amigos, es serio y un tanto enojón, muy responsable.Tiene sobrinos a quienes apoyaba económicamente.

 
 David y Benjamín son alegres, “son puro cotorreo, muy trabajadores, pues es que a eso íbamos, atrabajar. Siempre era pura risa con ellos”.

David tiene dos hijas, de 3 y 6 años aproximadamente, es de la ciudad de Chihuahua, también Mauro, Benjamín y Abraham.


Benjamín tiene dos hijos, de 2 y 4 años.




SÓLO HAY CUATRO REPORTES DE DESAPARICIÓN

El equipaje de Benjamín y David, que llevaron sus amigos a la oficina del contratista en la ciudad de Chihuahua. Los familiares no la han querido recoger porque están convencidos de que ellos llegarán por ellas. “Dijeron que están esperando que ellos vayan por las maletas”.

Las familias de Abraham, Mauro, David y Benjamín, pusieron el reporte de desaparición en la Fiscalía Zona Occidente, pero hasta ahora no hay noticias.

Alexa Lara, portavoz de la Fiscalía Zona Occidente, informó que el reporte de desaparición de quienes desaparecieron en Tubares, indican que iban en un automóvil Cherolet color oscuro.

Aseguró que hanrealizado acciones para encontrarlos, que implementaron un operativo enconjunto con ministeriales, elementos de ejército y autoridades municipales. Les solicitaron además, informes a las autoridades de los tres niveles.

Además, tienen las pruebas de ADN de los familiares, para el cotejo genético y la Unidad de Atención a Víctimas, les brinda apoyo a quienes los familiares que lo requieren.

Sin embargo, la fiscalía no emitió pesquisas, fue hasta que los familiares y amigos buscaron difundir la situación, cuando se conoce este caso.


UN PUEBLO VIGILADO…POR LOS CRIMINALES

“La gente siempre está vigilada, son pueblos que siempre están observados. Desde que pasas Cree l(municipio de Bocoyna), y más cuando pasas San Rafael (municipio de Urique), hay gente de ellos por todos lados.

“Están metidos en la sierra o pasan en carros por la carretera, son bien descarados, se ven con las armas largas. Es evidente. Tienen unos radios muy buenos, se avisan todo, tienen muy buen equipo de telecomunicación”, indican.

“Parece que el ejército se hace de la vista gorda, pasaba por todos lados y es obvio la cantidad de gente armada que hay, también en los pueblos, por todos lados andan, vigilan, hacen retenes. En los cerros se ve la marihuana, sí queman alguna pero todo mundo trabaja en eso, de eso vive la gente”.

Cuentan que los niños, indígenas y mestizos, conviven con ellos, es un ambiente normal para ellos.

La mina se ubica entre dos pueblos: Tubares y Piedras Verdes, ésta última tiene población indígena, de origen rarámuri. “Los niños juegan a la bola o a la arihueta–juegos autóctonos- entre los hombres que siempre están armados”.

“Está feo allá, todos los pueblos están igual. Nosotros allá sí salíamos pero poco, generalmente íbamos a comer a un río cerca”, dice otro trabajador.

Insiste: “Ellos son la ley. El modo de vivir de los pueblos es la siembra de marihuana. Hay muchos asesinatos, cada rato y no se reportan; hay muchísimos desaparecidos. Han quemado casas con gente adentro”.

MINA, SIN SEGURIDAD

La minera Dia Bras trabaja con contratistas, estos pagan las prestaciones y sueldos a los trabajadores, con subcontrataciones.

Los empleados directos de la mina viven en el campamento de la mina, que es como un hotel, los obreros ganan entre 18 y 25 mil pesos, mientras que los subcontratadosganan entre 12 mil 16 mil.

Por esas condiciones, los jóvenes de la ciudad de Chihuahua y de otras partes del estado e incluso del país, optan por arriesgar y trabajar en las minas.

Esa mina, la DiaBras, no tiene vigilancia propia, sólo uno o dos guardias por turno.

DiaBras de Piedras Verdes, arrancó operaciones en octubre del 2011, con una capacidad de extracción de mil toneladas diarias.

La sede de la compañía está en Toronto, Canadá. El depósito de agua tiene una capacidadde mil 500 metros cúbicos, por o que garantiza el agua aún en sequía.

Además de Piedras Verdes, tienen otra planta en el estado, ubicada en Malpaso, del municipio de Guerrero. Extraen  zinc y plomo.

La empresa seinstaló en Urique, municipio golpeado en la minería por el crimen organizado. Colinda con el estado de Sonora en su límite con Sinaloa.

El septiembre del año pasado, un grupo armado atacó a las minas de las localidades El Sauzal y Cieneguita de los Trejo.

Del Sauzal, secuestraron a dos proveedores y mantuvieron un retén afuera de la mina para no dejar operarla. Los dos hombres aparecieron violentamente asesinados días después.

En la otra mina, entraron a la planta, se llevaron a siete empleados. El resto de trabajadores fue trasladado a El Fuerte, Sinaloa y a San Juanito, municipio de Bocoyna, para salvarlos.

La misma minera los sacó de la planta en helicópteros propios, ante la falta de respuesta de las autoridades, quienes se han empeñado en negar que hay altos índices de violencia en la sierra, puesto que aseguran, implementaron un operativo conjunto que ha dado resultados.

El 30 de mayo del año pasado, un comando de alrededor de 20 hombres tomó otro pueblo, Ciénega de los Trejo, durante cuatro días.

Los habitantes de esa región, ubicada al fondo de la barranca, dijeron que hubo muertos y heridos. Desconocen cuántas personas muertas hubo porque los cuerpos eran retirados por el mismo grupo y los pobladores se resguardaron en sus hogares.

Los hombres también vestían ropa tipo policía federal; iban con rostro cubierto y permanecieron fuertemente armados e impidieron la entrada y salida del poblado.