El Vivebus es el nuevo sistema de transporte querámoslo o
no, así se nos fue impuesto, y habrá a quienes le guste y quienes no estén
conformes, pero existe una realidad que poco creo que podamos cambiar: llegó,
no hay vuelta atrás.
En esta primera semana de operaciones, “vivebus” ha sido
la palabra más mencionada por los chihuahuenses, agregando otras nuevas a
nuestro vocabulario como “rutas alimentadoras” o “ruta troncal”… pero definitivamente
han sido más las opiniones en contra que las “manifestaciones a favor”.
Aunque resulta agradable saber que una de estas manifestaciones surgió efecto al lograr impedir que se gaste una suma exorbitante en una construcción absurda, también es triste percibir la respuesta de nuestras autoridades, en la que quedó demostrada su incapacidad para resolver este tipo de conflictos al enviar policías antimotines armados, que lanzaron al aire balas de salva para frenar esas reacciones.
Balas de salva… de todo el caos de los últimos días, es este el hecho que me parece más incomprensible y aberrante. Balas al aire, en una ciudad en la que una balacera más resulta intolerable; y que esas balas sean lanzadas por el gobierno para tratar de amedrentar a su mismo pueblo, es algo que solo puedo calificar como ofensivo e insultante.
Era lógico que la gente reaccionara de manera adversa ante un sistema de transporte con tantas fallas, y era obligatorio tener una planeación más adecuada para evitar que se saliera de control.
Gracias a la no muy oportuna presencia de algunos políticos que solamente aprovecharon el espacio para exhibir al partido contrario, estos eventos fueron calificados como “de intereses para unos cuantos”, cuando en realidad la gente no encontró otra manera de manifestar su descontento, su impotencia y su enojo.
Si tal vez detener el tráfico e impedir el paso de los
camiones no era la mejor forma de resolver las fallas del primer día, tampoco
lo era amenazar con armas a la ciudadanía, ni tratarlos como delincuentes por
exigir algo tan sencillo como un medio de transporte colectivo digno.
Muy distinta fue la situación para los “otros manifestantes”, contra ellos no hubo represión alguna. Con pancartas en mano que parecían hechas en serie (y no precisamente por ellos mismos), externaron su supuesto agrado por este nuevo sistema. “Sr. Gobernador, cuente con el respaldo de los Padres de Familia”, se leía en una de las pancartas.
Pero seamos claros y honestos, pongamos los pros y los
contras sobre la mesa, y valoremos si realmente la inversión de mil millones de
pesos valió la pena.
Los camiones son nuevos, cómodos, con aire acondicionado
e internet gratis. El sistema para abordar el camión resulta conveniente, y en
el centro de la ciudad hay una estación subterránea con todo y elevador, que
nos hace sentir como “en otra ciudad”, a decir de algunos.
Sin embargo, y muy a mi pesar, todas estas
características resultan irrelevantes cuando fallan dos de los puntos más
importantes: rapidez y costo.
Si bien esta semana el transporte ha sido gratuito para todos,
a partir del sábado se comenzará a cobrar por medio de una tarjeta electrónica,
la cual servirá tanto para la ruta troncal como para las rutas alimentadoras.
De esta manera, la mayoría realizará más de dos pagos al día: el gasto irremediablemente
será mayor.
En cuanto a la rapidez, los testimonios constatan que los
trayectos se han vuelto más largos, debido a que en muchos casos las estaciones
quedan muy lejos y las rutas alimentadoras no resultan muy convenientes.
Las lluvias nos han demostrado que las estaciones no son adecuadas,
falta espacio y la gente se queda afuera al tener que hacer filas por largo
tiempo para poder abordar. Esto se debe a la insuficiencia de camiones para el
total de los usuarios, además, viajar apretado es bastante incómodo, y más aún
cuando antes no se tenía que pasar por esto.
El mal servicio de las rutas alimentadoras termina antes
de lo acordado, y para muchos no sirve de nada que el vivebus se corte hasta
muy tarde, si quedarán “varados” en la estación.
Aun cuando hay sucesos que seguramente irán mejorando con
el tiempo, hay otros que definitivamente se irán deteriorando: los camiones
dejarán de ser nuevos, y si no se les da el mantenimiento adecuado, a larga
terminarán como los camiones urbanos que ya todos conocemos, aunado a esto, el
costo del pasaje irá en aumento.
¿Se han propuesto soluciones para contrarrestar estos
contratiempos? adquirir más unidades… y creo que es todo.
Hace falta más que una disculpa “de todo corazón” para solucionar
las cosas. Hace falta proponer, realizar cambios, modificar fallas.
Hacen falta más camiones, más rutas alimentadoras, tarifas
más bajas, más coordinación entre las instituciones involucradas y mayor
agilidad por parte de quienes operan el programa.
Pero sobre todo hace falta algo mucho más importante:
aprender a escuchar a la gente, saber cuáles son sus verdaderas necesidades
para tomar buenas decisiones y crear buenos proyectos que realmente beneficien
a la ciudadanía.
Escuchaba a dos señoras mayores que platicaban en la
parada de la ruta alimentadora. “Yo ya hubiera llegado a mi casa hace una
hora”, decía una; “Pues ni modo, no nos queda de otra más que aguantarnos,
porque otro Pancho Villa, no creo que vuelva a nacer”, dijo la otra.
Texto: Cristina Escalera
Fotos: Joel Holguín
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