jueves, 29 de agosto de 2013

"Avanzar a veces lastima. El progreso duele al principio".

Por: Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Los gritos, sombrerazos y pedradas del pasado viernes por la tarde en las inmediaciones de la Plaza Mayor, la Hidalgo y el Palacio de Gobierno nos deben avergonzar a todos.

Desde el 2007, se planteó el proyecto de un nuevo modelo de transporte hasta comenzar a tomar tonos de realidad entre 2009 y 2010. No se hizo imponiendo. Gobierno del Estado escuchó e hizo partícipes a quienes son concesionarios del transporte urbano tradicional y se atendieron sus peticiones.


Fue tomando forma el proyecto hasta convertirse en "Vivebús" y su fecha de inicio era inminente.

Las resistencias hacia el interior de la medusa camionera eran perceptibles en la cobardía del silencio.

Para poder desarrollar el modelo "BRT" (Bus Rapid Transit, que nació en Curitiba, Brasil), autoridades del sexenio pasado y del actual llevaron a los empresarios camioneros a explorar el funcionamiento de este modelo en varias partes de América Latina y México.

Uno de sus principales elementos era transformar el esquema de "concesiones" que el Gobierno estatal da para explotar las rutas de transporte y generar una gran empresa integradora. A lo que siempre se opuso la otrora poderosa central obrera que monopoliza la actividad, porque implicaba quitarles un monopolio... político.

Esta central obrera a la que pertenecen se erigió como defensora de los derechos de los trabajadores, allá por los años 30. Estos empresarios del transporte, pues al cambiar el esquema, debían liquidar a los choferes de sus camiones para que algunos fueran recontratados por la empresa Coordinadora de Transporte Colectivo de la Ciudad de Chihuahua.

Sorprendió sin embargo la actitud de estos empresarios al no querer ser solidarios con sus empleados y mucho menos con el proyecto Vivebús, al no querer respetarles su antigüedad a quienes serían recontratados o a no querer liquidar a quienes no serían recontratados.

Esa falta de palabra ocasionó la ira de quienes veían sus derechos atropellados y tomaron acciones radicales como sacar autobuses de sus rutas para utilizarlos como cercos para bloquear el tráfico, sin importarles los pasajeros que debían ser su prioridad.

Me sorprende que, al ver esto, los dueños de los camiones no hayan procedido por la vía legal. Ninguno lo hizo.

Lo peor es que, los empresarios exigían que, como a ellos ni les convence y les impusieron el Vivebús, pues debía ser Gobierno del Estado quien liquidara a esos choferes que trabajaron para particulares.

Es como si yo hago quebrar mi empresa y quiero que el Gobierno me pague lo que perdí y el pasivo laboral.

Ahora sí que como dijo un vaquero amigo: "Las quieren gordas... y que no pesen".

Intentando lucrar con el ánimo de estos choferes, se vio por ahí a Miguel LaTorre, dirigente municipal del PAN, a quien nunca antes, desde sus tiempos de regidor, nunca lo escuché quejarse del pésimo servicio de los camiones urbanos y las inhumanas condiciones de los mismos. Qué extraño que dejó de quejarse por el agua (que sigue faltando) y años después se quiere convertir en el Robin Hood de los conductores de autobuses.

La protesta es una cosa pero, boicotear deliberadamente el Vivebús por intereses políticos muy claros, es algo intolerable. Así quisieron boicotear a Patricio seis años y se repiten las mismas caras y barbas.

El Vivebús es una obra de gran envergadura que, con sus detalles por corregir, está hecha para el bien de todos como se hizo en el DF, donde funcionan sus cuatro líneas y no encuentro razones lógicas que sustenten a los retrógradas que quieren volver al pésimo servicio, camiones en ruinas y a someternos a todos al control absolutista de la medusa camionera.

Los "progresistas" y los "demócratas" a favor del pasado. Qué irónico. 

ÚLTIMALETRA

Juan Blanco prometió un tren ligero y nos dio pura pizza. Duarte lo prometió y cumplió. Así de simple, Miguel.

Correo: fruslero@yahoo.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Déjanos tu comentario