Las mamás de la asociación Justicia para Nuestras Hijas rompieron hoy el diálogo con el gobernador del estado, César Duarte Juáquez, cuando vieron cerradas las puertas del Palacio de Gobierno, al tiempo que inició enfrente, la manifestación en el marco de la segunda marcha de la dignidad nacional, “Madres buscando a sus hijos e hijas, buscando justicia”.
Cansadas de escuchar propuestas gubernamentales para “negociar” la justicia de las desapariciones y asesinatos de sus hijos e hijas, gritaron al micrófono: “La justicia no se negocia señor gobernador”.
Cansadas de escuchar propuestas gubernamentales para “negociar” la justicia de las desapariciones y asesinatos de sus hijos e hijas, gritaron al micrófono: “La justicia no se negocia señor gobernador”.
Norma Ledezma Ortega, coordinadora de la asociación, lamentó el gesto del gobernador: “es lamentable que hoy, el 10 de mayo, que la puerta de Palacio haya sido cerrada… en este momento, en esta día y con esta acción, señor gobernador, usted acaba de cerrar el diálogo que tuvo Justicia para Nuestras Hijas con usted. Qué pena que mientras ayer estaba usted celebrando a sus empleadas con conjuntos y grupos musicales, hoy 10 de mayo, nos haya cerrado las puertas, cuando lo único que queremos es justicia. Nos costó confiar y hoy le decimos que ya no confiamos más, queremos justicia”.
Otra madre
remató: “estoy indignada de que nos hayan cerrado las puertas, mientras se
mantiene festejando con el dinero del pueblo y los policías que investigan un
nuestros casos, no tienen ni para gasolina. Cuando les avisamos que hay un dato,
que vayan a determinado lugar, las unidades están en pésimas condiciones, no
pueden trabajar”.
Era Lourdes
Hernández, mamá de Pamela Portillo Hernández, también tomó el micrófono. Su
hija desapareció en julio del 2010 por policías estatales.
Norma
Ledezma le pidió a Duarte que cuando hoy festeje a su esposa y a su madre,
recuerde a ese grupo de madres que estuvo por tres horas frente al Palacio
de Gobierno, ante la cruz de clavos que ya casi no tiene más cupo para más
cruces, para más símbolos de la violencia e impunidad en Chihuahua. Esa que es cubierta por una estructura blanca
cuando visita la ciudad el presidente de la República, como si les avergonzara.
Ledezma
Ortega dijo que cuando instalaban el sonido para la manifestación, estacionaron
un automóvil para jalar energía y los agentes de Vialidad les pidieron que lo
retiraran, que era una orden superior.
Eran un
puñado de unas 20 mamás y papás de personas desaparecidas y/o asesinadas, empoderadas y con el dolor contenido en la mirada. Hablaron y reclamaron sin censura, exigieron una vez más, justicia.
El cuerpo de
María de Jesús Jacobo Martínez no pudo más y entró en crisis. Escuchaba al lado
de otras mamás, las exigencias y casos, cuando estuvo a punto de desvanecerse. El dolor contenido durante la manifestación estalló: “Quiero a mi hijo… quiero
que me regresen a mi hijo”.
Se refería a
Miguel Ángel Martínez Jacobo, quien desapareció del poblado de Santa Eulalia, localizado a diez minutos de la capital. Desapareció en octubre del 2012,
durante una callejoneada que realizaron. La última vez que lo vieron fue
hablando por teléfono afuera de la comandancia de policía.
Patricia
Cervantes llegó con un vestido bordado por ella. La silueta de su hija, sin
rostro, luce en el vestido de manta blanca. En unos días presentará un libro de
poemas, vocación que descubrió durante el calvario por el que busca su hija
Neyra Azucena, desaparecida el 13 de mayo del 2013.
En su caso,
las autoridades mantuvieron detenido más de dos años a un primo de Neyra, a David
Meza Argueta, quien fue absuelto porque no se le comprobó su culpabilidad. La
familia siempre lo defendió y hasta ahora no hay responsables detenidos. David
regresó a Chiapas, su estdo natal.
Las mamás
que se han entregado a la investigación de sus casos, han sido amenazadas, han
superado el aislamiento, el miedo, la realidad les restregó la impunidad y el
dolor que implica vivir con ello.
Aun así
gritaron: “Señor gobernador, queremos justicia…es más fácil para su política decir
que no hay violencia en el estado y que los casos están aclarados… pero aquí
estamos para decirle que no es cierto… que nos diga cuál caso está aclarado, en
ninguno de nuestros casos se ha hecho
justicia, en ninguno”, sentenciaron una a una las mamás que mostraron fortaleza
y que se quebraban cuando escuchaban a la otra hablar, reclamar.
Mientras
hablaban, las cámaras fotográficas y de video de Gobierno del Estado, no
perdían detalle de cada uno de los mensajes, del desvanecimiento de María de Jesús
Jabcobo, de todo.
UNA ADOPCIÓN
NO SE NEGOCIA: TÍA DE JOVEN DESAPARECIDA
Lucía
Hernández Alarcón, tía de Pamela Portillo, se ha hecho cargo de las dos hijas
de su sobrina desde que ésta desapareció en el 2010.
Mientras la
mamá de Pamela, Luly Hernández se ha dedicado a buscar a su hija, Lucía ha
estado a cargo de la educación y cuidado de las niñas. Lleva más de dos años en
busca de la adopción, que le ha sido negada.
“Vengo a
decirle al gobierno que aunque nos haya cerrado la puertas, usted ya sabe quién
soy señor gobernador, usted sabe cuál es mi caso, vengo a decirle que no hay
negociación con la adopción. Vengo a pedirle que le diga a sus autoridades de
la Fiscalía, que con esto no se juega, que se pongan a trabajar”.
Dijo que el
mismo DIF estatal ya avaló la solvencia moral de su familia, para hacerse cargo
de sus sobrinas y aun así han dilatado el trámite.
“Dígale a
sus autoridades que con lo que están haciendo violan los derechos a la salud, a la educación, de las niñas. Usted
y su esposa saben de los derechos de los niños. No me importa que haya cerrado las
puertas de Palacio que es de todos, las leyes son sensibles y humanitarias, que
las cumplan”.
LA PRESENCIA
DE LOS OTROS HIJOS, NO SUSTITUYE A LA AUSENTE
Hilda
Medrano, quien perdió a su hija Diana Jazmín García Medrano de 18 años, en mayo
de 2003, recordó que la presencia de los otros hijos en la mesa, no sustituye
al o a la que falta.
“Yo sé que
usted tiene madre y que es muy guapa, gobernador, a los señores fiscales
también les deseo feliz día a sus madres, porque ellas sí tienen la bendición
de tener a sus hijos. Pero les recordamos que hoy para nosotros no habrá música,
ni pasteles, porque no nos sabe. Quisiéramos como regalo, que usted gobernador,
abriera esas puerta y nos dijera que nos va a dar de regalo al asesino de
nuestros hijos. Dios es testigo de que yo les deseo feliz día a su madre y a la
madre de sus hijos”.
Pero Lucía
Hernández no coincidió: “Muchas veces han dicho que se pongan en nuestros
zapatos, pero no, no opino lo mismo, les quedan grandes a ustedes (a las
autoridades). Yo ya me cansé de estar pidiendo por ustedes. Yo sí les deseo que
les pase lo mismo que a nosotros para que sientan este dolor y hagan algo”.
Ana Luisa
Fuentes Mendoza, quien espera justicia por la muerte de su mamá desde 2010,
evidenció que también en su caso hay impunidad
“Un 10 de
mayo mi hija me dijo en una carta que no sabía que haría si yo le faltara, pero
fue al revés, ahora no sé qué hacer sin ella”, dijo Hortensia Enríquez, mamá de
Ericka Castilo, desaparecida en el año 2000.
“Mi esposo
se murió sin saber de su hija, yo quiero
saber qué sucedió antes de que eso me suceda también”, expresó.
Norma Ledezma
conminó a la sociedad a no juzgarlas, a no decir más: “ahí van otra vez esas señoras que no tienen nada que hacer, que
no esperen a les suceda para sentir y entender lo que ellas viven. “No los
volvamos a desaparecer o asesinar con el olvido”.