lunes, 29 de abril de 2013

Los periodistas salen a la calle


El domingo 28 de abril hubo en la Plaza Hidalgo de Chihuahua un singular acto: un puñado de comunicadores salió a brindar solidaridad a los periodistas que ejercen su oficio con libertad, dando a conocer nuestra realidad tal cual es, no la que con cosméticos se nos presenta desde el poder o se vende a través de las empresas entreguistas. 

Cierto, se brindó solidaridad por los periodistas veracruzanos recientemente agredidos, pero también se pasó lista por los que en nuestra tierra han perdido su vida: José Ramírez Puente, José Luis Ortega Mata, Jorge Barbosa Bejarano, Enrique Perea Quintanilla, Gerardo Guevara Domínguez, Saúl Noé Martínez, Candelario Pérez Rodríguez, José Armando Rodríguez Carreón, David García Monroy, Ernesto Montañez Valdivida, Norberto Miranda Madrid, Jaime Omar Gándara, Isabel Cordero Martínez, Guillermo Alcaraz Trejo, Luis Carlos Santiago, Francisco Javier Moya Muñoz, Héctor Javier Salinas García, Jaime Guadalupe González Domínguez.



Con ellos se hizo un tendedero conteniendo sus rostros y una breve semblanza de sus vidas. Es de lamentar que el gremio periodístico haya estado ausente, pero el hecho vale porque marca, con dignidad, que en Chihuahua hay quienes dan la batalla por la libertad y que no están dispuestos a que continúen los atropellos contra una prensa libre, atropellos que se pagan con la vida y además suelen quedar como delitos impunes. 

Con una voz suave, sin aspavientos, con sencillez, sin protagonismos, la periodista Patricia Mayorga ocupó la tribuna y dijo estas palabras imborrables: “Nos cimbró. Nos vimos obligados a enfrentar escenas terroríficas, una tras otra y respondimos, hemos dado cobertura. La situación paralizó a unos, replegó a otros en jugosos convenios de publicidad, indignó y alertó a otros, pero sobre todo, evidenció la historia y cultura perversa del periodismo y su manera de relacionarse con el poder. Hemos perdido amigos, compañeros periodistas y fotógrafos, y hasta ahora no sabemos por qué. Hay dudas en los tres o cuatro casos ‘resueltos’ y archivados por las autoridades. Sí, dudamos, como muchas víctimas de la violencia y sistema que hoy dudan. La realidad de Veracruz no es tan lejana para nadie. Sin embargo, no podemos permanecer indiferentes ante tanto dolor, pero queremos contar la historia de diferente manera, de cara a la sociedad, porque así nos lo exige el periodismo, el verdadero periodismo”.

Ojalá eventos de esta naturaleza empiecen a mover, aunque sea mínimamente, la conciencia de quienes están en el medio y qué bueno sería para la sociedad que las agrupaciones o colegios hoy existentes dejen de ser los sindicatos de los profesionales de la persuasión a favor del poder y nada más. 

Que no se entretengan con los saraos que les hacen una o dos veces al año, con show, buenos tragos, mejores lentejas y muchos regalos y se dejen de estar esperando que el gobierno les construya sus oficinas. 

Queremos un periodismo que mínimamente se haga cargo de una conseja muy propia del gremio: “si tu mamá te dice que te ama, corrobóralo”. 

Y es cierto, el periodista debe ser escéptico, por naturaleza o por método, no llegar a las fuentes con la fe del carbonero que dé por verdad absoluta lo que ahí se les diga y, en el colmo de los colmos, meros transcriptores de los despreciables boletines de prensa.
Jaime García Chávez