miércoles, 12 de junio de 2013

Enredados

*El nuevo Tucan
*Candil de la calle
*Entre convenios y libertad de expresión



*Una cosa es que el candidato del PAN a la Alcaldía de Chihuahua Miguel Riggs, se haya equivocado, y dos veces al llamar a una gran mayoría de chihuahuenses nacos y al negarlo y borrar su cuenta; y otra cosa es que los otros candidatos le echen montón. Tanto Manuel Narvaez del PT como Emilio Flores de Movimiento Ciudadano, se han enfrascado en atacar, cuestionar y hasta retar al joven Riggs, a pesar de que según sus propias palabras no le confieren ni tantitas posibilidades de ganar la contienda. ¿Entonces? Todo parece indicar que se ha formado una nueva edición del TUCAN, Todos Unidos contra Acción Nacional, en el que sólo el PRI parece conservar la calma y las normas, mientras sus mini partidos hacen el trabajo sucio. A Riggs le cae encima además, no sólo su poca inteligencia para manejar el asunto de los llamados “nacotuits”, sino el apoyo que se ha visto de panistas hacia la candidatura de Javier Garfio, empezando por Ignacio Legarreta, hasta terminar con los hermanos del ex alcalde Carlos Borruel y pasando desde luego, con la ya famosa foto de Borruel y su esposa Leticia Macías, saludando a Garfio en un crucero. Qué tal.

*A pesar de que para Carla Herrera su asunto con el Club Campestre cerró de maravilla, al ser reconocidos sus derechos y los de su familia; tanto los grupos de diversidad sexual en Chihuahua como quienes trabajan con ella directamente no quedaron tan convencidos como ella. Del interior de su entorno laboral se supo que la lucha por la igualdad sólo es un discurso, ya que sus trabajadores la acusan de una doble postura. Por un lado puja por sus derechos, pero acepta arreglos económicos en lo oscurito, y por otro no practica ni los derechos ni la igualdad con sus empleados, quienes la acusan hasta de maltrato y de que la bandera del respeto es sólo una simulación. Ver para creer.

*Mientras desde Palacio de Gobierno se decía que los convenios con los medios de comunicación no representan supeditación alguna, el mismo gobernador había desayunado previamente con un solo grupo de periodistas, identificado plenamente como cercanos y sujetos al Gobierno, dejando fuera a todos los demás. El mismo Juan Ramón Flores reconoció estos convenios, pero dijo que “se establecen acuerdos con los medios de comunicación para asegurar un balance en la información”, y si eso no es supeditarse entonces quizá sí se requiera un diccionario como lo sugirió. Mención aparte merece su llamado a “los detractores, algunos ocultos, les digo que salgan a la luz y eleven su actuar hasta las alturas que Chihuahua merece”, sobre todo cuando es muy conocido de llamadas que se realizan desde Gobierno del estado no sólo para eliminar información que no les agrada ni les conviene, sino también como una forma de presionar a los dueños de medios con los que se establecen los convenios, para prescindir de tal o cual reportero que resulta incómodo para la imagen que se quiere dar de Chihuahua. La misma libertad de expresión que dijo garantizar , se trastoca cada vez que se minimiza cualquier información que podría afectar de alguna manera a la administración actual, y que viene no sólo de algunos medios sino de la sociedad en general, como los habitantes de Uruachi y Jicamorachi, los policías de Ascensión o los médicos de Guadalupe y Calvo, entre tantos más.

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