martes, 10 de diciembre de 2013

Reformas legislativas y estrés postraumático

Por: Aída María Holguín Baeza.

Recientemente, los mexicanos hemos visto cómo se han aprobado una serie de Reformas a las Leyes, que más allá de causarnos alegría, nos han llevado a experimentar sentimientos de ansiedad, depresión y desánimo.

Para empezar, la miscelánea fiscal de la federación aprobada para 2014, contempla gravar IVA al alimento para mascotas, al transporte terrestre foráneo, a las bebidas azucaradas, a los alimentos “chatarra”, a la turbosina y hasta en los chicles; esto, sin contar otros impuestos y que el “gasolinazo” no desaparece.

Con esto, los mexicanos tendremos que acudir con más frecuencia a solicitar préstamos para poder sobrevivir; y aunque ya estamos acostumbrados a tener que pedir prestado, lo estresante es que con la Reforma Financiera le han dado más poder a las instituciones crediticias para despojarnos de nuestros ya escasos bienes, cuando no podamos pagar en tiempo y forma.

Para el caso de los chihuahuenses, las noticias son más desalentadoras porque para 2014 se contempla la obligatoriedad del engomado ecológico para todos los vehículos, el incremento de $200.00 en la revalidación vehicular, la reducción del descuento por pronto pago de esa revalidación, el “no incremento” al Predial pero con el “pequeño” detalle de que habrá una actualización del valor catastral, más lo que se acumule en la semana.

Nuestros actuales gobiernos nos están bombardeando con una serie de impuestos que mantienen nuestros pensamientos enfocados en determinar cómo le vamos a hacer para salir adelante, sin perder lo poco que tenemos.

Es tanto el bombardeo de noticias que le pegan a nuestros bolsillos, que hasta parece una estrategia para mantenernos “ansiosos” y que dejemos de pensar en los temas de interés público que no nos afectan con tanta inmediatez, como los son la Reforma Política y la Energética.

Al reflexionar sobre los sentimientos que muchos hemos experimentado luego de enterarnos de todo lo anterior, llegué a la conclusión de que estamos experimentando un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

De acuerdo al Instituto Nacional de Salud Mental -NIMH por sus siglas en inglés- de E.U., el TEPT es una enfermedad que padecen las personas que viven una experiencia terrible y aterrorizante.

Si bien es cierto que las instituciones médicas coinciden en que este trastorno se deriva de situaciones violentas y/o que amenazan la integridad física, al contestar las preguntas básicas que estas instituciones hacen para detectar si se padece -o no- del TEPT, nos encontramos con que “si usted marcó más de uno de estos síntomas, puede ser que padezca de dicho trastorno.”

La NIMH señala 9 síntomas, de los cuales, tres son los que esta escribana presenta: “tengo recuerdos horribles de lo que sucedió”, “me enojo con facilidad” y “me cuesta trabajo dormir y mis músculos se sienten tensos”.

Siendo positiva, le otorgaré el beneficio de la duda a nuestro gobierno federal con el hecho de que gravar impuestos a la comida chatarra y el incremento de éstos a las bebidas azucaradas, supuestamente -en un futuro lejano- logrará disminuir los índices de obesidad; sin embargo, es más probable que -a corto plazo- generen un problema de salud -psicológica- pública.

Según los expertos, “el TEPT comienza en momentos diferentes dependiendo de la persona, y los síntomas pueden empezar inmediatamente después del evento traumático. Otras personas, desarrollan síntomas nuevos y más serios, meses o hasta años más tarde, causando el sentimiento de que el evento está sucediendo nuevamente (flashbacks), sentimiento de soledad y sentimientos de preocupación, culpa o tristeza”, entre otros.

Seguramente habrá quien cuestione si soy psicóloga como para abordar el tema; por lo que adelanto que la respuesta es negativa.  No soy psicóloga ni psiquiatra; pero confieso que lo que nuestros gobiernos están haciendo me han causado algunos de los síntomas del TEPT, además de la falta de concentración hasta para escribir.  Lo que me lleva a deducir, que mi TEPT es muy grave.

Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el fisiólogo, médico y pionero de la investigación científica del “estrés”, Hans Selye: ”Cada estrés nos deja una cicatriz indeleble y el organismo paga por haber sobrevivido a una situación estresante haciéndose un poco más viejo."


Correo: laecita@gmail.com
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