Por: Aída María Holguín Baeza.
El evento “Espectáculo Extremo Aeroshow, Chihuahua Vive en la Emoción” sigue dando de qué hablar, y no es para menos porque la manera en que se “vivió la emoción”, dejó una cicatriz muy profunda en los chihuahuenses.
En su tercera edición, el “Aeroshow” se vendió como un evento al que se debía ir para “vivir la emoción”, y miles de familias asistieron pensando que todo sería bello y emocionante. Desafortunadamente, el viejo y conocido dicho “era demasiado bello para ser verdad”, nos ubicó en otra de nuestras tristes realidades.
Las negligencias y la corrupción cometidas, es lo que ha terminado por definir de manera precisa lo que en realidad era el “Aeroshow”.
Lo peor de todo, es que parece que para el actual Alcalde de Chihuahua, Javier Garfio, nueve muertos y noventa y cinco heridos, no son motivo suficiente para que -sin que nadie se lo pida- se brinde todo el apoyo necesario a los afectados.
Si bien es cierto que la tragedia sucedió a tan solo unos días de concluir la administración -inmediata anterior- encabezada por Marco Adán Quezada, es el Ayuntamiento -como Institución- el que legalmente debe hacerse cargo de este asunto.
Más allá de que se haya demostrado que hubo negligencias en todos los sentidos, de que solo 4 personas estén siendo procesadas por eso, y de que haya un desfase de 10 millones de pesos -de los 17- que el Ayuntamiento de Chihuahua le dio tan amablemente a “Espectáculos Extremos de Chihuahua, A.C.”, están los deberes incumplidos con las víctimas y/o sus familiares.
Aún y cuando lo sucedido en el Aeroshow es una tragedia que trascendió a nivel internacional, las autoridades locales no han sabido, no han querido, o no han podido asumir las responsabilidades que le corresponden y/o ayudar a que se deslinden como es debido.
No se trata de que no sepan, no deban o no puedan. El asunto aquí, es que no quieren cumplir con los deberes legales, morales y éticos.
Es cierto que la Fiscalía General del Estado quiso -y pudo- crear una Fiscalía Especial para investigar el “Caso Aeroshow”, y que en el Congreso del Estado también quisieron –y pudieron- formar una Comisión Especial para dar seguimiento al caso; el “pequeño” detalle, es que ha sido mucho el ruido, y muy pocas las nueces.
Han pasado 3 meses desde aquella tragedia, y poco –o nada- han importado las víctimas y/o sus familiares. Fue hasta hace pocos días, que en el Pleno del Cabildo se abordó el tema, y un grupo de regidores de extracción panista solicitaron que inicie cuanto antes el pago de indemnizaciones a las víctimas, toda vez que hasta esa fecha –y hasta esta-, el Ayuntamiento no ha dado señal alguna de querer cumplir al menos con su deber moral.
El colmo de los colmos del incumplimiento del deber, está en que el Alcalde Javier Garfio dijo que lo que pasa, es que los familiares de las víctimas nunca han pedido una indemnización por lo ocurrido, por eso no se les ha dado.
Estamos de acuerdo en que el dinero no va a devolverle la vida a los que murieron; sin embargo, lo menos que puede hacer el Ayuntamiento es apoyar a las familias para solventar una serie de gastos imprevistos que sin duda alguna, han tenido que hacer luego de la tragedia del Aeroshow.
Que no se le olvide al Alcalde de Chihuahua que al asumir el cargo, no sólo heredó las cosas bonitas que da el poder; sino que también se aceptan los pendientes que dejó el antecesor, y que se debe hacer hasta lo imposible para solventarlos. (Y no estoy hablando sólo de la obra pública chafa que se quedó pendiente de la Administración de Marco Quezada).
Insisto en que en este caso en particular es necesario hacer lo que se debe, en apego a las responsabilidades que como Ayuntamiento se tienen.
En esta ocasión, concluyo con una reflexión del político, periodista, filósofo y escritor cubano, José Marti: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.”
Correo: laecita@gmail.com
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