Rostros
que nos miran sonrientes desde enormes carteleras; mensajes huecos que nos
dicen todo, menos lo que nos interesa a los ciudadanos, sesiones maratónicas de
anuncios de candidatos de otros distritos electorales por los que ni siquiera
votaremos, pero que nos recetan en los medios locales. Ese es el panorama que vemos y escuchamos
porque estamos en "proceso electoral".
Hace
muchos años, era muy común que en las transmisiones de televisión se observara
la leyenda “fallas de origen”; esto, significaba que no tenía ningún caso que
se reportara cualquier problema que se detectara; es decir, que no había nada
que el televidente ni la televisora pudiera hacer para solucionar el problema
de cualquier tipo que éste fuera.
Hablando
en términos de televisión, esos tiempos ya pasaron a la historia; sin embargo,
la frase le queda a la perfección al Instituto Estatal Electoral (IEE) de Chihuahua. Al amparo de una Ley Electoral que lejos de responder a nuevos tiempos,
se aleja de todo ciudadano que, apático, ya no quiere creer en nada ni en
nadie.
Y es que en esta contienda electoral, debates van y debates vienen y dada más no dan una ni con la difusión, ni con las transmisión de los mismos.
En
teoría, “El Instituto Estatal Electoral de Chihuahua es un organismo
comprometido con la democracia, cercano a la sociedad, con credibilidad e
identidad propia, reconocimiento y prestigio nacional. Promueve de forma
sistemática y permanente la cultura cívico-electoral, lo que propicia procesos
electorales con alta participación ciudadana. Está a la vanguardia en el uso de
tecnologías de información y cuenta con un equipo humano integrado y
profesional" según reza la página en internet de esta instancia encargada
de organizar, promover e informar a los chihuahuenses en el marco del proceso
electoral.
Y
justo contra su misión y objetivos, el IEE solo sigue demostrando que la falta
de interés y de credibilidad que los ciudadanos tienen del sistema electoral y
en los partidos políticos, radica en una falla originada por el mismo IEE.
Para
empezar, siguen permitiendo que los “debates” en lugar de ser un espacio para
discusión de opiniones e ideas sobre los temas o problemas que son de interés
de los ciudadanos, terminen siendo una sesión para sacarse los trapitos al sol
los unos a los otros -y los otros a los unos-.
La falla de origen aquí, consiste en querer promover la cultura
cívico-electoral cuando en su propia “casa” comienza a desvirtuarse la cultura
a promover.
Por
otro lado, no se hizo la debida difusión de los “debates” que se celebrarían en
diversos municipios de nuestro estado.
Cierto es, que en la página de internet del IEE aparecía un calendario
de los mismos; sin embargo, un gran número de chihuahuenses no tiene acceso a
esta plataforma; de ahí en adelante, poco o nada se supo de ese ejercicio. La falla de origen: el IEE solo estuvo
cercano a la sociedad que cuenta con el servicio de internet.
Adicional
a esto, resulta que la transmisión de dichos debates estuvo limitado en cuanto
a los medios de comunicación que los transmitieron, entonces… ¿cómo piensan
propiciar la participación ciudadana si no hubo las opciones necesarias para
que los ciudadanos pudiéramos ver y/o escuchar los debates?. ¡Otra falla de origen!
Por
si fuera poco todo lo anterior, la transmisión de los debates presentó fallas
técnicas consistentes en un pésimo audio y en el corte constante de la
señal. Aquí, aplican dos fallas de
origen: la primera, es la que literalmente me llevó a recordar la leyenda que
ahora lleva por título este artículo. No
había nada que se pudiera hacer y no tenía ningún caso reportarlo al IEE. La segunda falla, es que resulta imposible
creerle al IEE que están a la vanguardia en el uso de tecnologías de
información y cuenta con un equipo humano profesional.”
La
cereza del pastel en el caso del debate celebrado en Cd. Juárez, es que alguien
se le ocurrió que era buena idea hacer cortes comerciales; es decir, además de
comercializar el debate, de las dos horas que tenía programado el mismo, se
fueron a tres. Es así, como otra falla
originada por el propio IEE provocó el cansancio y enojo de los pocos que
lograron medio ver el debate de esa ciudad fronteriza.
Aunque
explicaciones no han faltado por parte de funcionarios de los organismos
electorales locales, las fallas y errores que se están generando desde el IEE -consciente
o inconscientemente-, terminarán en llevarle nuevamente la contra a lo que su
visión establece, porque ni están comprometidos con la democracia, ni están
cercanos a la sociedad, ni generan credibilidad, ni reconocimiento, y mucho menos
prestigio; lo que por supuesto no propiciará un proceso electoral con alta
participación ciudadana.
Concluyo
en esta ocasión, recordando una frase del médico, histólogo y premio nobel de
medicina de origen español, Santiago Ramón Y Cajal: “lo peor no es cometer un
error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso
providencial de nuestra ligereza o ignorancia.”
Aída
María Holguín Baeza
Correo:
laecita@gmail.com
Artículos
anteriores: laecita.wordpress.com
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